Siguiendo un día la huella perdida
y tranquilamente silbando una canción,
sentí de repente como un fuerte torrente;
que algo me decía mi cansado corazón...
Tu sigues tu huella y sigues tu razón,
tu entonas tu canto y pregonas amor,
pero no vas tan tranquilo silbando tu canción
porque nunca escuchas a tu corazón...
Deja ya el esmero, deja tanta razón,
suelta tus armas guerrero.
Nadie sigue tu juego y solo arrastra al dolor.
De tanto camino solo estoy cansado y sin amor.
No alimentes tu mente, mírame a mi de frente.
Contempla mi andar sabio y latente...
reposa con calma, vive con alma,
Que te necesito conmigo en este, nuestro camino.
Permite amar libre a tu cansado corazón,
suelta ya la espada, cuelga tu mantón, que tu lucha solo se gana
si escuchas mis latidos, si me prestas atención.
Y recuerda que no hay mejor guerrero,
que curtido en su andar y firme en su sendero
no busca mentores ni pobres mensajeros.
Solo sabe ser fiel a su corazón consejero.
No me oprimas, no me agobies, no me olvides por favor,
siéntate y descansa, que yo haré la labor...
Tengo pasión, tengo esperanza y sobrado candor.
Si prometes de mí acordarte, te ayudaré en tu razón,
Y si dejas que ande libre en mi camino,
no me cansaré peregrino...y tranquilo,
podrás silbar tu canción.